Marius Jacob

Tras un breve periodo como pirata, que pronto rechazó por ser un mundo demasiado cruel, volvió a Marsella en 1897 y dejó la vida marinera definitivamente, afectado de fiebres que lo acompañarían por el resto de su vida.

El socialismo parlamentario de finales del siglo XIX se oponía, a menudo violentamente, al anarquismo.

Para comprobar que a quien pretendían atracar estaba en su domicilio, la banda de Jacob introducía trozos de papel bajo la puerta y volvía al día siguiente para comprobar si el papel seguía en su sitio.

Además, Jacob se volvió un experto en forzar cerraduras de puertas y cajas fuertes.

Otro inteligente método criminal consistía en entrar a apartamentos por el suelo desde el techo del piso inferior.

Un día, mientras intentaba convencer a un obrero de que se uniera al anarquismo, Jacob recibió una respuesta significativa: "¿Y mi jubilación?".

En Cayenne, Jacob mantuvo correspondencia con su madre, Marie, que nunca abandonó a su hijo.

Aunque no se implicó directamente en la resistencia francesa (había muy pocas redes específicamente anarquistas, a pesar de que algunos libertarios, principalmente españoles, participaron en el movimiento), fugitivos de la resistencia tuvieron siempre un refugio en su casa.