Por estos años, sirvió en Marruecos, en el sector de Larache, donde pasó varios meses.
Lo llevaron del papel al terreno los capitanes Alejandro Goicoechea y Pablo Murga, que fue fusilado.
Se asoció con el empresario vizcaíno José Luis Oriol para constituir la empresa Patentes Talgo en 1942.
Los dos primeros fueron solo prototipos; en cambio, el Talgo II circuló comercialmente durante muchos años y la saga de los Talgos como empresa y como tren continúa en la actualidad.
Si bien el Talgo prosperó y es su proyecto más conocido, otras ideas revolucionarias suyas no prosperaron por diversas razones: por ejemplo, el Tren Vertebrado de Gran Canaria o sus ideas para cruzar el estrecho de Gibraltar.