Alegres vacaciones

La tía Pelocha se dirige a una huerta valenciana donde está su sobrino Vizantico en donde aprecia los naranjales y la paella.

Primero, Barcelona en donde destruyó algunas ciudades debido a que estornudó por culpa del confeti, más tarde a Madrid en donde durmió en el paseo de la Castellana y por último al País Vasco en donde jugó al frontón.

La idea consistía en que los personajes fuera cada uno a un sitio distinto de España.

La banda sonora fue realizado por Ramón Ferrés en vez de por el Maestro Guerrero que hizo esta función en su antecesora, las canciones, en cambio, fueron compuestas por Joaquín Bisbe.

La crítica de la época la valoró positivamente, si bien matizó que Arturo Moreno no había hecho todavía su gran película.

El ABC, en cambio, expuso: «en España aún no se ha conseguido realizar un dibujo y un color que sean llevados correctamente a la gran pantalla, aunque el trabajo de Blay, Moreno y el maestro Ferrés intentan mostrar que poco a poco el cine de animación español va camino de alcanzar la perfección».

En enero del año siguiente Primer Plano publicó: «a pesar de contar con peores medios que otras industrias del sector, sin embargo consigue con la fantasía y su temática colocarse en un honroso lugar».