Alegoría del Vicio

Se trataba de un encargo muy prestigioso, para su estudiolo Isabel había convocado a artistas como Perugino, Giovanni Bellini y Andrea Mantegna, es decir, los maestros más famosos de la época artística anterior a Correggio.

Y la marquesa era conocida por sus pedantes e incansables peticiones iconográficas que habían puesto en serias dificultades a los artistas anteriormente implicados.

Por lo tanto se cree que esta, de las dos obras, fue la segunda que se ejecutó, cuando Correggio había superado las primeras dudas comprensibles inherentes a la planificación de dos obras tan importantes.

Desde aquí, a través de un pasaje con el banquero Jabach, la Alegoría del Vicio entró en las colecciones reales de Luis XIV en París, reuniéndose con la Virtud que había pasado en cambio por las colecciones del cardenal Mazarino.

Tienen serpientes en los cabellos y una lo amenaza con las que sujeta en las manos, mientras otra toca una flauta en su oído.