Alberto Ureta

Fue además un gran divulgador de la cultura peruana a escala internacional.

Era un joven silencioso, meditativo, de pocas palabras y aire triste (Luis Alberto Sánchez).

Como diplomático, fue cónsul general en Madrid durante la Guerra civil española (1934-1937), en Lisboa (1938) y en Buenos Aires (1943).

Escribió una obra poética que puede enmarcarse por su cuidado y refinamiento en el modernismo, cuyo máximo cultor en el Perú era por entonces José Santos Chocano.

Sin embargo, Ureta se distingue por cultivar una vertiente muy íntima y serena.