Junto con Alberto Hidalgo fue el más representativo poeta arequipeño de inicios del siglo XX.
En 1917 ganó un premio en un concurso poético promovido por el diario El Heraldo, lo que alentó su temprana vocación de poeta.
En 1920 se trasladó a Lima, llevado por los miembros del Primer Congreso de Estudiantes reunido en el Cuzco.
De estilo punzante y corrosivo, dicha obra le dio una efímera popularidad en los medios literarios hispanohablantes.
En 1926 se retiró a la tranquilidad hogareña, pero poco después recorrió Cuzco y Puno.