[2] Al asumir su presidencia, Frondizi había nombrado Secretario de Transporte a Alberto López Abuín, quien propuso una política de modernización del sistema ferroviario, que fue rechazada por el presidente por excesivamente costoso y por exigir inversiones a demasiado largo plazo.
[3] López Abuín renunció en mayo de 1959, y poco después asumía ese cargo el ingeniero Costantini.
[4] Una vez llegado al ministerio, y con el apoyo del ministro de Hacienda Álvaro Alsogaray, Costantini buscó reducir el déficit fiscal por medio del aumento de tarifas.
[5] Poco después se contrató el asesoramiento del general Thomas Larkin —asesor del Banco Mundial— que propuso un plan de reducción de costos: sus objetivos consistían el cierre del 32% de las vías férreas existentes, tren rodante obsoleto —incluidos 70.000 vagones y 3000 coches— para su venta al exterior; con el saldo se compraría material rodante nuevo, íntegramente importado.
[6] Los sindicatos del sector ferroviarios se opusieron en masa al Plan y lanzaron una huelga de largo alcance.
Defendía los ferrocarriles como herramienta fundamental para el progreso del país, algo que la política de Costantini y Acevedo claramente no había considerado, concentrada mayormente en la eliminación del déficit.