Al General Franco

El escultor aceptó a regañadientes, debido a un pequeño problema legal: Viladomat vivía entre Barcelona y Andorra, lugar donde compró un coche de importación a bajo coste; sin embargo, debía permanecer medio año en el Principado, condición que no mantuvo, por lo que un día fue confiscado por la Guardia Civil en la capital catalana.

En Barcelona había ya diversas estatuas ecuestres, como la dedicada al General Prim (Lluís Puiggener, 1882-1887), la de Ramón Berenguer III (Josep Llimona, 1888) o la de San Jorge (Josep Llimona, 1924).

[3]​ El Caudillo está representado en uniforme militar, sujetando con la mano izquierda las riendas del caballo, y el brazo derecho alzado, como dirigiendo a sus tropas.

El caballo va al paso, con la pata delantera izquierda levantada.

[6]​ Desde el día de su colocación, la estatua fue objeto de diversos actos vandálicos: le arrojaron huevos y pintura,[7]​ le colocaron una muñeca hinchable[8]​ y una cabeza de cerdo;[9]​ finalmente, el día 21 fue derribada al suelo, sufriendo diversos desperfectos —la figura del dictador se desprendió del caballo—, por lo que la obra tuvo que ser retirada.