Agustín Vales Castillo (Mérida, Yucatán 1857 – Ibidem 1938) fue un empresario, banquero, hacendado, filántropo y político liberal mexicano que se desempeñó como jefe político de Mérida durante la gubernatura de Olegario Molina, destacándose como una figura prominente durante el apogeo del henequén debido a su influencia en los círculos empresariales y políticos de Yucatán durante el porfiriato.
Durante su mandato como jefe político de Mérida (1902 - 1908), Vales impulsó diversas obras públicas importantes para la ciudad que fueron reconocidas nacional e internacionalmente.
[2] Durante la Revolución mexicana, hubo un cambio en el poder político en Yucatán y muchas familias de la élite económica se unieron al movimiento maderista liderado por José María Pino Suárez, quien era sobrino político de Vales.
En 1912, por ejemplo, Vales se asoció con Ernesto Madero Farías, tío del presidente Francisco I. Madero, para fundar la Compañía Harinera del Golfo, S.A., que se convirtió en el principal proveedor de harina en la península de Yucatán.
Por vía materna, la familia Castillo tenía una distinguida ascendencia como hacendados en Yucatán desde la época colonial.
Podían rastrear su linaje hasta Cornelio el Centurión, el primer gentil en convertirse al cristianismo, y su solar ancestral se encontraba en las Montañas de Burgos, conocido por su prestigio.
Además, su sobrino político, José María Pino Suárez, se desempeñó como vicepresidente de México.
En ese tiempo, se formó un grupo de comerciantes conservadores, incluyendo a Vales, Eusebio Escalante y Raymundo Cámara, quienes conformaron la denominada "Lonja Meridiana", un exclusivo club social, y respaldaron al recién electo gobernador, el general Francisco Cantón Rosado.
[9] Vales realizó una importante donación personal para la creación del hospital, junto con otros benefactores, incluyendo a Leandro Ayala y miembros de la familia Molina.
Díaz quedó impresionado positivamente por el progreso alcanzado en Mérida durante la administración de Vales, describiendo a la ciudad como impecable y moderna, un lugar adecuado para los grandes capitales que se generaban en Yucatán.
[11] En esos años, Frederick Frost y Channing Arnold, dos escritores británicos, visitaron describieron la capital del Estado: "Mérida era mágicamente perfecta, completamente diferente a cualquier otra ciudad hispanoamericana que se pudiera imaginar.
Respecto al chicle, su principal destino era Nueva York, con una comercialización anual promedio de 400,000 kilogramos.
Los que eran molinistas se hicieron maderistas, y lo mismo pasó con los antiguos partidarios “liberales” del ex gobernador Carlos Peón, inactivos políticamente desde la crisis de 1897 [...] Al pinismo se pasaron los Cámara, Medina, Vales, Espejo, Castellanos, Escalante, Manzanilla y Peniche."
En retrospectiva, Molina "puede haber sido el único científico porfiriano que apoyó una facción revolucionaria durante la Revolución Mexicana".
Su hijo primogénito, Agustín Vales Millet, heredó y expandió el imperio empresarial que su padre había construido.
(MUSA), dirigida por Raymundo Cámara Peón, la familia Vales se convirtió en los principales productores de triplay en la peninsula.
Con el tiempo, la cedió como regalo de bodas a su hijo Carlos Vales Millet y Rosa Cámara.