Estas radiaciones causan cáncer de piel, quemaduras y cataratas, consecuencias que se calculó que incrementarían sensiblemente como resultado del adelgazamiento del ozono, así como daños en plantas y animales.[1] El Protocolo de Montreal se considera el acuerdo medioambiental internacional más exitoso hasta la fecha.[2][3] Casi el 99 % de la radiación ultravioleta del Sol que alcanza la estratosfera se convierte en calor mediante una reacción química que continuamente recicla moléculas de ozono (O3).La energía que no absorbe M se libera en forma de calor.El ozono es una sustancia cuya molécula está compuesta por tres átomos de oxígeno y se forma al disociarse los dos átomos que componen el gas de oxígeno.Esta capa tiene una gran importancia dentro de nuestra vida ya que sirve para depurar el aire y sobre todo sirve para filtrar los rayos ultravioletas procedentes del espacio.Sin ese filtro, la existencia de vida en la tierra sería imposible.Los CFC se utilizan en grandes cantidades para fabricar productos desechables, como vasos y platos, propelentes para aerosoles en lata y disolventes para limpiar tarjetas de circuitos electrónicos.Estos compuestos provienen de los gases expulsados por los aviones supersónicos que vuelan a gran altura, por procesos naturales y por otros procesos hechos por el hombre.La radiación solar descompone una cantidad considerable de otros óxidos de nitrógeno en óxido nítrico (NO), que también actúa como catalizador en la destrucción del ozono.Este último es más o menos estable y sirve como «depósito de cloro», otro factor que contribuye a la destrucción del ozono estratosférico en los polos.[cita requerida] A mediados de los años 80 se empezó a acumular pruebas de que a finales del invierno se había formado un «agujero» en la capa de ozono del polo sur, donde el ozono se había reducido aproximadamente un 50 %.Sólo se detectó el agujero de ozono en los datos de satélite cuando los datos brutos se reprocesaron tras la evidencia del agotamiento del ozono en observaciones in situ.[6] Durante el invierno, en la estratosfera se forma una corriente de aire que rodea la Antártida y que se conoce como “torbellino polar” o vórtice.El aire que queda atrapado en este torbellino se vuelve extremadamente frío durante la noche polar, lo cual favorece la formación de partículas de hielo denominadas nubes polares estratosféricas.El vórtice sella la Antártida y evita las influencias en esta región del resto de la atmósfera.El aislamiento producido por el vórtice impide que el aire más cálido y rico en ozono existente alrededor de la Antártida, proveniente de los trópicos, fluya hacia el polo, lo que ayudaría a reemplazar el ozono destruido y elevar las temperaturas en este continente.En cambio, el aire rico en ozono, que llevan hacia el polo las ondas planetarias, se junta al borde del vórtice formando un "anillo" de aire con altas concentraciones de ozono que puede verse en las imágenes satelitales.La radiación ultravioleta, que daña el ADN, habría aumentado seis veces.Apenas cinco minutos de exposición al Sol habrían causado quemaduras en la piel.[8] Aunque los CFC no son considerados gases de efecto invernadero, la desaparición del ozono también habría tenido consecuencias climáticas al afectar a los patrones de circulación atmosféricos.Se acordó el control de numerosas sustancias y también una investigación más detallada.Pero al irse acumulando más evidencia científica sobre el origen humano de la disminución del ozono, se hizo necesario un nuevo acuerdo, que se firmó en 1990 en Londres.Los participantes se comprometían a eliminar totalmente los CFC en el año 2000.Una nueva reunión en 1992 en Copenhague adelantó la fecha de eliminación a 1996.Estos últimos no suponen una amenaza para la capa de ozono, pero sí son gases que potencian el efecto invernadero.Un trabajo de Newman et al en 2006 preveía que la recuperación total no se produciría hasta 2050 y que una recuperación parcial estadísticamente detectable no se daría hasta 2024.Las últimas mediciones realizadas con satélites indican que el agujero en la capa de ozono se está reduciendo y que los niveles de clorofluorocarbonos (CFC) han disminuido.