Los agaces son los habitantes más antiguos de los barrios actuales Itá Pytã Punta, Sajonia o San Antonio (solo en la parte ribereña), que más tarde serían sometidos por los guaraníes, los paranaés o los españoles, siendo estos últimos quienes casi los llevó a la extinción.
Su economía se basaba principalmente en la horticultura o con la pesca con el cual incluso subsisten sus descendientes actualmente.
A finales del siglo XX los agaces se instalaron en los pueblos de Itá Pytã Punta, Chaco´í, Nanawa, siendo la última agacé María Domínguez Miranda que falleció en 1942 en lo que hoy en día es Ricardo Brugada.
Sobre el viaje que Diego García de Moguer realizó en el río Paraná en 1528 escribió en su Relación llamándolos Cagaces:[4]
Sin embargo, muchos de sus descendientes viven en la pobreza, el alcoholismo y la delincuencia[cita requerida], se estima que su número llegaría a los 3000 individuos.