Fue consejero económico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Al cesar de sus funciones ministeriales, volvió a su cargo como abogado del Estado.
[4][7] Gracias a su labor en 1953, se recupera el teatro romano de Mérida.
Este último daría lugar más adelante a la empresa estatal Tragsa (Transformaciones Agrarias, S.A.).
[3][18][1] A lo largo de su carrera, Adolfo Díaz-Ambrona fue laureado con las más altas condecoraciones civiles españolas, entre las que figuran: