[2] Según Amancio Meseguer, no tardó en ser el primer abogado de la comarca.
Pero asqueado de la política liberal, se separó de ella al subir al poder Sagasta, rechazando las ofertas que le hacían los liberales fusionistas para que hiciera carrera en la política.
[1] En aquella época decidió afiliarse al carlismo, pero en 1888 se adhirió al partido integrista de Ramón Nocedal y participó en la primera asamblea de este partido,[5] en cuyas determinaciones influyó notablemente.
En sus últimos momentos solía repetir: «Las naciones que se apartan de Cristo están perdidas».
[4] A su muerte, recibió grandes elogios de personalidades católicas como Félix Sardá y Salvany, Ramón Nocedal, Manuel Senante, el Padre Isla o el Padre Vilariño, entre muchos otros.