Después de la victoria aliada en Primera Guerra Mundial, las grandes potencias vencedoras decidieron que Italia no recibiría los territorios del imperio colonial alemán vencido (que se repartieron entre Francia y el Reino Unido), sino que más adelante obtendría algunas zonas limítrofes de los imperios británico y francés.
[2] En 1934, la situación europea había empeorado para Francia e Italia a causa del fallido intento alemán de dominar Austria.
Pero el viaje para rematar las negociaciones francoitalianas se pospuso a comienzos del año siguiente.
Tras dos días de escasos avances, una reunión privada entre el ministro francés y el presidente del Gobierno italiano concluyó con un acuerdo compuesto por ocho documentos, de los que solo se publicaron cuatro, que se firmó el día 7.
[13] A cambio de todas estas concesiones, Francia esperaba (en vano) obtener el auxilio italiano contra una posible agresión alemana.