Golpe de Estado de julio (Austria)

La rebelión se extendió al resto del país en los días siguientes, pero fue aplastada por las fuerzas gubernamentales.

[6]​ Al mismo tiempo que ocupaban la cancillería, los rebeldes tomaban también la emisora de radio RAVAG.

[7]​ El anuncio debía haber desencadenado un levantamiento nacional en favor del nuevo Gobierno, pero este no se produjo.

[8]​ Por otra parte, el grupo que había marchado a capturar al presidente de la república, Wilhelm Miklas, en su retiro veraniego fracasó en esta tarea.

[10]​[11]​ Miklas, que rechazó todo pacto con los rebeldes, nombró al ministro Kurt von Schuschnigg canciller interino y le ordenó aplastar el golpe por la fuerza.

[13]​ En realidad, las negociaciones entre los rebeldes y el Gobierno se extendieron durante dos horas más.

[16]​ El 26, Hitler nombró al vicecanciller Franz von Papen nuevo embajador en Viena.

[23]​ A principios de 1934, los dirigentes nacionalsocialistas austriacos habían formado una unidad paramilitar, el SS Standarte 89, que agrupaba a deportados nacionalsocialistas austriacos,[24]​ con el fin de utilizarla contra Dollfuss.

[1]​ La gran mayoría de sus miembros había pertenecido al Ejército y una minoría, a diversos departamentos policiales.

[35]​[21]​ En la reunión, Glass indicó que, además del respaldo de Sinzinger, contaba con otros tanto en el Ejército como en la Policía.

[36]​ Rintelen, por su parte, se hallaba también en la capital, hospedado en el elegante hotel Imperial;[24]​ oficialmente, había acudido a la capital a informar al Gobierno sobre la situación en Italia antes de que este comenzase sus vacaciones de verano.

[36]​ Los principales conjurados se reunieron de nuevo la noche del 23, descartaron poner en marcha el golpe la madrugada del día siguiente, lo pospusieron para la tarde, y pasaron el resto de la noche tratando de resolver algunos problemas surgidos a última hora, como la marcha inesperada del presidente Miklas a Carintia.

[38]​ Luego regresó a Viena y se encerró con Rintelen en su hotel para disponer las medidas que debían adoptarse acerca del nuevo Gobierno que este debía encabezar: el anuncio de su formación y su composición exacta.

[29]​ Esto desbarató los planes de los conspiradores, que habían confiado en capturar al Gobierno en pleno en la cancillería.

[53]​ Mientras, estos se habían reunido en el gimnasio acordado pocos minutos antes del mediodía.

[7]​[8]​[24]​[59]​[60]​ El anuncio debía haber desencadenado un levantamiento nacional en favor del nuevo Gobierno, pero este no se produjo.

[62]​ Echaban también en falta a las unidades de SA y SS que debían estar patrullando la ciudad y a las unidades militares que debían haberse desplegado en apoyo al golpe de Estado.

[10]​ El grupo que había acudido a capturar al presidente de la república fracasó en esta tarea.

[10]​ Miklas, que rechazó todo pacto con los rebeldes, nombró a Von Schuschnigg canciller interino.

[13]​ Si accedían a su exigencia y ningún miembro del Gobierno había sufrido daño durante su secuestro, prometía un salvoconducto para que los golpistas huyeran por la frontera alemana.

[13]​[11]​[69]​ En realidad, las negociaciones entre los rebeldes y el Gobierno se extendieron durante dos horas más.

[14]​[73]​ El Gobierno justificó este castigo y la rescisión del salvoconducto por la muerte de Dollfuss.

[8]​[61]​ Hitler se hallaba en Bayreuth,[17]​[74]​ casi sin información sobre la situación en Austria, ya que Von Schuschnigg había cortado las comunicaciones, impidiendo a la embajada mantenerlo al tanto de la evolución del golpe.

[16]​[74]​ Convencidos de que el golpe de mano en la capital triunfaría, los dirigentes provinciales no habían preparado la revuelta en sus territorios adecuadamente y tuvieron que reaccionar al fracaso en Viena precipitadamente, con armamento insuficiente.

[37]​ Si en la capital las SA se habían limitado a contemplar el fracaso del plan de sus rivales de las SS sin intervenir, en las provincias las SS hicieron lo propio y no auxiliaron a las SA.

[37]​ Mientras, el 26, Hitler había nombrado al vicecanciller Franz von Papen nuevo embajador en Viena.

[17]​ Debía terminar asimismo el hostigamiento de la prensa alemana al Gobierno vienés.

[74]​ Los representantes italianos en Austria insistieron en que se permitiese a las unidades militares italianas desplegarse por territorio austriaco para sofocar los levantamientos en las provincias, pero las autoridades austriacas, que temían una invasión o que el país se convirtiese en el campo de batalla de alemanes e italianos, se negaron a consentirlo.

[85]​ Por su parte, Yugoslavia, que rechazaba tajantemente cualquier penetración militar italiana en Austria, amenazó con invadir Carintia si se autorizaba la entrada de tropas en Austria;[83]​ el aplastamiento final de los focos rebeldes hizo que esta amenaza se desvaneciese.

[91]​ El fracaso permitió que la independencia austriaca se mantuviera cuatro años más, hasta la anexión en la primavera de 1938.

Engelbert Dollfuss , canciller austriaco y principal víctima del fallido golpe de Estado nacionalsocialista del 25 de julio de 1934. Fue asesinado en la cancillería cuando trataba de huir de los golpistas, que habían tomado el edificio.
El hotel Imperial, en la Ringstraße , elegante hospedería donde se alojó durante el golpe el que debía haberse convertido en canciller si este hubiese fructificado, el embajador austriaco en Italia, Anton Rintelen . A él acudió el enviado gubernamental para que se presentase ante el Gobierno provisional y en él se escondieron temporalmente algunos de los organizadores del golpe.
Centro de Viena durante el periodo de entreguerras. Los lugares en los que acontecieron los principales sucesos del golpe de Estado se hallan muy cerca entre sí: marcado con un 4, la cancillería en Ballhausplatz; Siebensterngasse, la calle desde la que partieron los golpistas para tomarla, junto a la marca «VII»; el hotel Imperial, donde esperaba el canciller de los confabulados, se halla al suroeste, apenas a kilómetro y medio de la cancillería, en Kärntner Ring.
La cancillería austriaca, en el número 2 de la Ballhausplatz. El Consejo de Ministros se hallaba reunido en ella cuando recibió las primeras noticias de la maquinación en su contra y la abandonó —salvo el canciller Dollfuss y otros tres miembros del gabinete—. Los confabulados lograron penetrar en su interior aprovechando el cambio de guardia.
El edificio de la cancillería austriaca, rodeado por la policía tras su toma por los golpistas el mediodía del 25 de julio de 1934.
Kurt von Schuschnigg , ministro convertido en presidente del Gobierno interino durante el golpe de Estado, dirigió la reacción gubernamental desde el Ministerio de Defensa, donde se habían reunido tanto el grueso del Gobierno como el alto mando militar.
Franz von Papen , exvicecanciller alemán y nuevo embajador en Austria, nombrado durante la crisis causada por el fallido golpe de Estado. Su nombramiento marcó el comienzo de una nueva estrategia alemana respecto a Austria.