En 1989 fue indultado por el presidente Carlos Menem, mediante el decreto 1002, del 7 de octubre de 1989, por la causa en la que se encontraba procesado por las torturas y homicidio del diputado nacional chubutense radical Mario Abel Amaya, que no había sido alcanzada por la Ley de Punto Final.
[4][5] A comienzos de 2010, Acdel Vilas vivía en la zona norte del Gran Buenos Aires y sus defensores alegaron que se encontraba demente y por lo tanto incapacitado para ser sometido a juicio.
[7] La misma promoción de Albano Harguindeguy, Carlos Dalla Tea y Adolfo Sigwald, entre otros.
La intervención militar en Tucumán estuvo motivada en el control alcanzado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en esa provincia, que alcanzó a un tercio de la misma, hecho que llevó a Mario Santucho —líder de la organización— a declarar una «zona liberada», para pedir apoyo y reconocimiento de los países socialistas como «ejército beligerante».
El lugar estaba a cargo del Ejército, salvo la custodia de la Policía Federal, que luego fue reemplazada por la Gendarmería.
Según el líder militar del ERP, Enrique Gorriarán Merlo, nunca fueron más de 100.
Juan Yofre,[12] da mayores precisiones: en mayo de 1974 se estableció el primer campamento, en el Ingenio Fronterita, con 20 combatientes, pero al poco tiempo se establecieron varios campamentos más, lo que hablaría de nuevas incorporaciones (pese a que cada campamento tenía un número reducido de combatientes).
A su vez, cada zona estaba subdividida en subzonas, áreas y subáreas, también con jefe militar.
Acdel Vilas llevó un diario de las operaciones militares que comandó desde Tucumán y Bahía Blanca.
Con ese material, en 1977 escribió en Bahía Blanca un libro dedicado principalmente a relatar su accionar en el Operativo Independencia (enero a diciembre de 1975), aunque también incluye un capítulo sobre las acciones dirigidas desde Bahía Blanca en 1976.
[17] Vilas no llegó a publicar el libro porque el Comando en Jefe del Ejército lo prohibió en 1977, debido a que contenía datos y afirmaciones que significaban una confesión de haber cometido delitos.
[19] El libro se inicia con una dedicacatoria a los 21 militares que murieron bajo sus órdenes en Tucumán.
Finalmente, el libro contiene varios anexos documentales, que incluyen directivas y planes secretos (Directiva del comandante general del Ejército n.º 333 para las Operaciones contra la Subversión en Tucumán, Plan de Acción Psicológica N.º 1/75, etc.), la Estructura de la Compañía de Monte del ERP -agosto 74 a dic.
Pero Vilas también otorga un papel importante a describir lo que él denomina "mi concepción de la lucha contra la subversión", que excedía ampliamente el aspecto puramente militar armado, para extenderse a la inteligencia y represión de civiles en todos los campos de actividad, poniendo foco especial en la universidad y la cultura -a la que le asigna la máxima importancia-, el sindicalismo y los partidos políticos.
En 1989 fue beneficiado por el indulto del presidente Carlos Menem —mediante el decreto 1002— del 7 de octubre de 1989, por la causa en la que se encontraba procesado por las torturas y homicidio del senador radical Mario Abel Amaya, que no había sido alcanzada por la Ley de Punto Final.
En 2003 el Congreso Nacional declaró insanablemente nulas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
[4][5] A comienzos de 2010, Acdel Vilas vivía en la zona norte del Gran Buenos Aires y sus defensores habían alegado que se encontraba demente y por lo tanto incapacitado para ser sometido a juicio.