Abel Catuzzi
Tuvo bajo su mando diversos centros clandestinos de detención, entre ellos el ubicado en la Base Naval Puerto Belgrano y la llamada «Escuelita de Bahía Blanca».Hasta diciembre de 1975 se desempeñó como comandante de la II Brigada de Caballería Blindada y como tal fue jefe de la Subzona 22, que abarcaba la provincia de Entre Ríos y tenía base en Paraná.[2] Entre septiembre y diciembre de 1979 fue comandante interinno del V Cuerpo de Ejército y como tal jefe de la Zona 5.[2] Catuzzi, un hombre que se declaraba profundamente católico, consideraba que la tortura era una forma de purificación de las personas.[3] El obispo Miguel Hesayne testimonió en el Juicio a las Juntas que Catuzzi le manifestó que torturar era una necesidad cristiana.