Más explícitamente, el carácter probadamente relativo del tiempo medido por diferentes observadores en diferentes estados de movimiento, implica que no puede existir una asignación objetiva del instante de tiempo a todos los eventos, que sea válida para todos los observadores a la vez.
Esa dificultad implica que no es posible expresar la fuerza en términos solo de las posiciones de las partículas en un instante, porque esas posiciones y el propio instante son relativos a cada observador.
Si tiene que existir una descripción válida para todos los observadores y por tanto covariante entonces esta descripción no puede basarse solo en la posición en cada instante de las partículas, y por tanto, no puede ser válida una teoría con acción a distancia.
Sin embargo, hasta finales del siglo XIX la acción a distancia se consideró una propiedad perfectamente aceptable.
La diferencia de tiempos medidos por diferentes observaciones realizadas con la tecnología de la época casi no era medible y por tanto, la descripción mediante acción a distancia era compatible con los datos experimentales, que en general contenían errores aleatorios debidos a otros factores, y por tanto el carácter relativo del tiempo no se había podido medir adecuadamente.