Parece probable que los primeros guardianes de las reliquias fueran sacerdotes seculares, pero les sucedieron los benedictinos.La biblioteca de la abadía y sus escuelas tuvieron tan alta reputación que el papa Alejandro III escribió una carta de recomendación al abad Pedro, que sobrevive.Los daños se vieron empeorados por las inclemencias del invierno, que desmoronaron los lados meridionales, en abril de 1919, mientras que la lluvia y la tormenta abatieron el frontón septentrional del crucero en 1920.El papa Juan Pablo II efectuó un viaje a Reims en 1996, para conmemorar el 1.500.º aniversario del bautismo de Clodoveo, primer rey de los francos, por san Remigio.Los monumentos de valor que se encontraban en la iglesia en el pasado fueron objeto de pillaje durante la Revolución francesa (1789-1799), y la misma tumba del santo es una reciente reconstrucción.La basílica de Saint-Remi así como la abadía benedictina contigua del siglo XVIII (Museo Saint-Remi, colecciones galoromanas, en particular) están clasificadas dentro del Patrimonio Mundial por la Unesco.