Abadía Sainte-Croix de Poitiers

Fueron empujadas por Basina y Chrodielde, también conocida como Clotilde, las monjas que se sublevaron contra su abadesa, Leubovère.

Las causas La revuelta fue llevada a cabo por Basina y Clotilde, dos princesas merovingias.

En el 585, el rey Gontrán I de Borgoña, invadió el Poitou, territorio perteneciente a su nieto, el rey Childeberto II, En el 587, Childeberto II y Gontrán I firman un tratado de paz en Andelot y se juran amistad.

Este último les parece poco preocupado por los asuntos de la abadía, adoptando una posición pasiva.

[3]​ Se dirige a casa del rey Gontrán I, su primo, para defender su causa.

Los soldados reales habían sido obligados a "tirarse sobre el obispo" [4]​ para impedir su revuelta.

CHildeberto II, "instruye una de esas noticias, manda enviados al rey Gontrán para que, reuniendo a los obispos de ambos reinos, se pueda llegar a remediar lo que ocurría mediante un juicio canónico".

Los hombres reunidos por Clotilde, armados con palos, se tiran sobre los obispos, los clérigos y todos los servidores dándoles golpes.

Las sublevadas se encuentran sin defensa y son condenadas a un tribunal eclesiástico.

Sin embargo, en noviembre y tras la obstinación de Clotilde, se organiza un nuevo proceso en presencia del rey Gontrán I. Basina "se tira a los pies de los obispos, pidiendo perdón, prometiendo volver al monasterio para vivir en caridad con la abadesa y no volver a saltarse la regla".

[7]​ Clotilde afirma que ella jamás volverá al monasterio, "mientras la abadesa Leubovère esté allí".

También descubrió a su lado los aposentos de Radegunda y su oratorio, construcciones que fueron restauradas en un estilo inspirado en la época merovingia.

Al irse dejó una piedra que se conservó durante mucho tiempo en la capilla.

Tras la Revolución, la piedra fue llevada a la iglesia de Santa Radegunda, donde todavía se encuentra.

Es un hecho que el árbol es muy anciano y las religiosas de Sainte-Croix habrían tenido por tradición ofrecer o vender las hojas en pequeños sacos en el siglo XIX.

En los años 50, François Eygun, arqueólogo, descubrió los cimientos de la segunda abadía, Sainte-Croix.

Más importante que la primera, fue ampliada en la época románica y destruida durante la revolución.

Todos estos restos se conservan en el Museo Sainte-Croix y en la abadía de Cossonière.

Los cimientos y la construcción son visibles en el jardín del inmueble moderno situado en el número 8 de la calle Jean-Jaurès.

Pupitre de santa Radegunda