Al año siguiente se formó una comisión para arrancar el proyecto, pero por diversas razones no prosperó.Los escultores comenzaron la obra, pero el hundimiento del Banco de Barcelona, donde estaban depositados los dineros, paralizó el proyecto.En 1932, sexagésimo aniversario de la muerte del pintor, se volvió a emprender la iniciativa, esta vez liderada por el Ayuntamiento.Sin embargo, como la calle era bastante estrecha se tuvo que abrir una hornacina para colocar la estatua, que había sido concebida como escultura exenta y perdió así su visión posterior, bastante lograda en los drapeados, a decir de los críticos.El oficio de pintor del homenajeado solo es evidente en unos pinceles que lleva en la mano izquierda.