La escuela fue creada inicialmente para acercar la física moderna a los estudiantes franceses que, tras salir de la Segunda Guerra Mundial, tenían grandes carencias en esta rama.
[1][2][3] El tranquilo paisaje de la montaña era ideal para encontrar la paz necesaria a un trabajo intelectual intenso.
[4] Si bien la situación geográfica era idílica, las condiciones de vida en las cabañas, típicas del pastizal alpino, eran más bien espartanas.
[1][2][3] La escuela atrajo rápidamente a grandes nombres de la física moderna, como el italiano Enrico Fermi, el austríaco Wolfgang Pauli o los americanos Murray Gell-Mann y John Bardeen, así como a jóvenes por entonces desconocidos como el francés Philippe Nozières o el austríaco Walter Kohn.
En 1988, se crea la «Escuela doctoral», que ofrece formación a jóvenes investigadores en el transcurso de sus tesis, o incluso antes.
Todas estas personas son nombradas durante cinco años por el consejo de administración y su presidente.