Se considera a los bosques tropicales y templados de las regiones montañosas como ecosistemas frágiles.
Los bosques que se corten en las zonas propensas a la erosión y otras formas de degradación del suelo, pueden ser regenerados solamente bajo condiciones controladas y a gran costo.
Recogen resinas, semillas, nueces, frutas, raíces, fibras y productos medicinales de muchas clases, para ganar dinero.
Por eso, al arrojar los desperdicios urbanos e industriales, o afluentes de los químicos agrícolas, si bien se perjudica un área relativamente pequeña, los efectos se sienten en todo el ecosistema.
Por esta razón, las comunidades humanas de las zonas marítimas de la costa, tradicionalmente, explotan no solo el mar, sino también la playa y las áreas que se encuentran tierra adentro, mediante agricultura, caza y recolección.
Las tierras con vegetación natural o semi-natural, que proporcionan un hábitat para los rumiantes domésticos y la fauna, en general, se denominan terrenos de pasto.
Estas áreas pueden contener los "alimentos de hambruna" tradicionales, que se consumen solamente cuando no existe otro recurso para el ganado y la gente hambrienta.
Muchas de las comunidades que utilizan los terrenos de pasto son tribus, y los ancianos del clan regulan el derecho al agua y al pastoreo.
En otros casos, las fuentes de agua y el pastoreo pueden ser controlados por ciertas familias que tienen la fuerza suficiente para dominar a las demás.