Ánimas de día claro

Así, cinco hermanas muertas aún penan en una casona de campo donde solían habitar.

Su dirección logró dar soltura a los personajes populares, alejándolos de la rigidez costumbrista que entonces era habitual.

El 25 de mayo de 1962, la obra fue estrenada y formó parte de la temporada oficial del Teatro Antonio Varas, con un reparto que incluía a actores ya consagrados: Tennyson Ferrada (Indalecio), Gonzalo Palta (Nano), Bélgica Castro (Bertina), Carmen Bunster (Luzmila), María Cánepa (Orfilia), Kerry Keller (Zelmira), Marés González (Floridema), Lucho Barahona (Eulogio) y María Valle (Oña Vicente).

[3]​ Esta comedia en dos actos de Sieveking abre una nueva etapa de su producción que ha sido catalogada como «realismo folclórico» por algunos (Eduardo Guerrero y Juan Andrés Piña) como «realismo poético» por otros (César Cecchi).

Elena Castedo-Ellerman la describe como una farsa poética, entendiendo por esto «una especie de comedia sin estudio de personajes, con situaciones humorísticas que sugieren alcanzar deseos secretos reprimidos, personajes estereotipados, mucho movimiento físico, situaciones improbables, pero aún humanas».