También, Ángela Grassi estudió geografía, retórica, literatura, arte francés e italiano y se licenció de maestra.
Grassi se dedicaba a escribir mucho para las revistas literarias, y sobre todo para El Correo de la Moda.
El romanticismo, a diferencia de sus tempranas manifestaciones en Alemania, Inglaterra y Francia, no floreció en España hasta la tercera década del siglo XIX por las fuertes raíces católicas del país y la invasión de Napoleón en 1808.
No era vista como un individuo autónomo, sino como la extensión de su marido, la perfecta casada y el ángel del hogar.
Por su parte, Grassi cuestionaba esta imagen patriarcal al reconocer las contradicciones y las relaciones de desigualdad que esa construcción social mantenía.
En otras palabras, durante la época, “por el mero hecho de escribir y dar sus escritos a la prensa, una mujer se exponía al ridículo o la desaprobación” (Museo Romántico).
Firmó junto a Amalia Fenollosa, Carolina Coronado, Manuela Cambronero, María Cabezudo Chalons, Josefa Massanés, Robustiana Armiño y Gertrudis Gómez de Avellaneda entre otras.
Así, sus obras promovían los vínculos familiares a fin de enseñar la importancia del amor desinteresado.
En 1871 ella publicó una colección titulada Poesías en que todos estos versos salieron unidos y editados.
Por lo general sus protagonistas femeninos, las madres, las hijas y las esposas, eclipsan a los personajes masculinos.
Clotilde, la protagonista, se siente insatisfecha con la vida doméstica por ideal que sea y quiere escaparse del tedio en busca de sí misma.
A pesar de su postura aparentemente conservadora, Grassi utiliza la yuxtaposición de la mujer sumisa con otra más ambiciosa para arrojar luz sobre las contradicciones inseparables del papel tradicional asignado a la mujer en una sociedad en que quedaba marginalizada.