Sus primeros estudios los realizó en las Escuelas Pías de Sos del Rey Católico y Zaragoza.
Nunca se le conoció simpatías por la insurrección carlista pero sí un ideario antiliberal y una rotunda firmeza ante las intromisiones del virrey de Navarra, Vicente Genaro de Quesada, marqués del Moncayo, en los asuntos que solo competían al Reino.
Además su parentesco con Zumalacárregui y su amistad con Juan Antonio Zaratiegui Celigüeta, habituales en las tertulias de su casa, jugaron en su contra en esa decisión.
[4] Se opone y critica abiertamente el proceso abolicionista del Reino de Navarra puesto en marcha por el constitucionalismo español.
Defiende que el régimen legal del Reino es, en sí mismo, constitucional, la unidad constitucional impuesta es una suplantación, una constitución ajena al Reino que supone la destrucción del mismo.