Muy cercano al cuplé, es el tema más famoso de esta zarzuela y pronto se consolidó como un auténtico himno, representando por excelencia la singular mezcla entre opereta, zarzuela y revista que supone esta obra.
Igualmente, es el tema más reconocible de la variante «sicalíptica» de la zarzuela, caracterizada por su alto contenido insinuante y picante.
es canto repleto de sensualidad con el que la bailarina babilónica Sul trata de despertar el deseo del Faraón, debido a la frustración de su esposa al no verse deseada por él.
El carácter altemente sexual de esta aria provocó su prohibición en época franquista, no volviendo a ser interpretada hasta 1976.
En el libreto aparecen muchas más, [1] para interpretar en los bises o que cambiaban para comentar la actualidad.