Korbán

Los hebreos hacían constantes sacrificios a Dios:[2]​[3]​ animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes.

La religión prohibía los sacrificios humanos, que se consideran una profanación del nombre de Dios (Levítico 20:1).

La realización del sacrificio debía seguir unos pasos exactos: La víctima se llevaba al altar de los sacrificios, situado en el Patio de los israelitas, donde mujeres y gentiles tenían prohibida la entrada, y que estaba ante el Tabernáculo, "ante el Señor" (Éxodo 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6).

A continuación, quien sacrificaba imponía las manos sobre la víctima (Semija), significando así sus intenciones: adoración, acción de gracias, petición y expiación.

Posteriormente fue el sacerdote, ayudado por los levitas, quien realizaba la inmolación, especialmente cuando el sacrificio era ofrecido por todo el pueblo en las grandes fiestas (II Crónicas 29,22 y ss).

Según la Ley, el rociado de la sangre sólo podía ser realizado por los sacerdotes (Levítico 1,5; 3,2; 4,5; II Crónicas 29,23): si lo hacía cualquier otra persona, el sacrificio era inválido.

La Olah exigía un animal (novillo, cordero o cabrito) macho y sin defecto, pero podía ser sustituido por palomas, tórtolas según las posibilidades del oferente.

Era el sacrificio no sangriento, de vegetales, sémola, harina, aceite, añadiéndole sal y poniendo encima incienso; a veces se acompañaba con vino.

También se usaba para nombrar el tributo pagado por pueblos vencidos (II Samuel 8, 2-6), que indica sumisión y dependencia.

Además, en diferentes partes de los libros del Talmud se detallan varias clases de sacrificios, algunos ejemplos son: Hay secciones en el séder Moed para las ofrendas y el ritual especiales en el templo para otras festividades importantes: El Talmud proporciona detalles sobre como realizar los sacrificios y aclara los casos difíciles, tales como qué hacer si se comete un error o si el no realizar uno de los pasos del ritual lo invalida o no.