Muchos tapones y cuellos están compuestos en gran parte o en su totalidad por material volcánico fragmentario y por fragmentos de roca madre, que pueden ser de cualquier tipo.Las características físicas del magma, así como las condiciones geológicas locales, juegan un papel importante en determinar su apariencia y tamaño final.[7] Se cree que los tapones volcánicos recubren un cuerpo de magma que puede estar todavía en gran parte líquido o completamente sólido, dependiendo del estado de actividad del volcán.Los tapones volcánicos suponen una masa de lava que puede estar en forma líquida o sólida.Típicamente, representa el ancho del conducto o vent que una vez estuvo lleno de magma.La forma también está influenciada por si el tapón representa un solo conducto o múltiples canales de alimentación interconectados.El tamaño y volumen de la estructura volcánica original determinan la cantidad de material presente en el conducto y, por extensión, el tamaño del tapón que queda.Por el contrario, en áreas con alta lluvia o vientos fuertes, los tapones pueden erosionarse con mayor rapidez, lo que resulta en características más pequeñas y menos definidas.En regiones con alta pluviosidad o donde existieron glaciares, la erosión puede ser más rápida, lo que reduce el tamaño de un taponamiento volcánico.Estos materiales son menos propensos a erosionarse que los basalto de baja viscosidad, que fluyen más fácilmente y forman flujos de lava más grandes, pero podrían no dejar un tapón tan prominente.[11] El tipo de erupción puede influir tanto en el tamaño como en la forma del taponamiento volcánico.La Torre del Diablo, en Wyoming (Estados Unidos) es probablemente, el ejemplo más característico y bien conservado de un neck o cuello volcánico y, al estar formado por basalto, ha dado origen a un ejemplo de columnas basálticas.
La
Torre del Diablo
está formada por una antigua chimenea volcánica
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donde el enfriamiento de la lava ha dado origen a la aparición de columnas basálticas