Su función principal era debatir los asuntos del momento y aconsejar al emperador para que tomase decisiones al respecto, además de funcionar, también, como Corte Suprema y lugar donde se recibía y escuchaba a delegaciones del extranjero o de las provincias.
[1] Era heredero del consilium principis un grupo de personas seleccionadas por el emperador a quienes, durante el Principado, recurría para que le asesorasen o le diesen su opinión.
Su núcleo estaba formado por los titulares en cada momento de altos cargos civiles y militares que ex officio los convertían en miembros:[1] A este grupo se le unían personas seleccionadas personalmente por el emperador y que, normalmente, habían desarrollado una destacada carrera dentro de la Administración imperial o del ejército.
[2] Adicionalmente, cuando funcionaba como Tribunal de última instancia, también se incorporaban a las sesiones abogados y expertos en derecho.
[6] Esto resultaba en un gran honor para quienes las recibían y los colocaba en una posición preferente respecto a otros titulares de los mismos cargos que habían recibido su nombramiento por el conducto habitual.