A través de estos se introducían cordeles para facilitar su transporte.
Su origen se remonta alrededor del 1000 a. C., en el Antiguo Egipto, como recipientes de vidrio opaco o alabastro —de ahí su nombre—, también se fabricaron en Asiria en 600 a. C., y el siglo II a. C. en Siria y Canaán.
Suele estar decorado con vieiras, guirnaldas, motivos abstractos o anillos en zigzag.
[5] Los primeros alabastrones helénicos se datan en la Antigua Corinto, para difundirse luego por el resto de Grecia alrededor del siglo VII a. C., por lo que se catalogan tres tipos: el original corintio de forma bulbosa, de 8 a 10 cm.
Artículos delicados, para preservarlos de golpes se guardaban en unas cajas llamadas ‘alabastrotecas’ (ἀλαβαστροθήκη o ἀλαβαστοθήκη).