Autodidacta en estas disciplinas,[1] dado que su formación académica era en arquitectura, llegó a ellas empezando como dibujante.
Se la recuerda sobre todo por su contribución esencial al conocimiento de la escritura maya, al demostrar que las inscripciones de Piedras Negras y Yaxchilán relataban sucesos históricos y vidas de personajes reales, y no únicamente mitologías ni descripciones calendáricas, como se pensaba hasta entonces.
Su madre, Alia Nekrassova, era doctora en medicina, una de las primeras mujeres que obtuvieron esa graduación en Rusia.
Tatiana —o Tania, como gustaba de ser llamada— se educó en un ambiente intelectual exigente, lo que reforzó sus capacidades naturales, particularmente la del dibujo.
A poco de zarpar, el Arcángel, el barco en el que viajaban, se vio bloqueado por el hielo, y Tatiana enfermó de escarlatina y difteria, en tanto que su hermana contraía los mismos males, y además sarampión; tuvieron que ser conducidas de regreso a tierra, por el hielo.
[5] Hizo sus estudios medios en la Lansdowne High School, donde algunos compañeros la llamaban duquesa, como señal de respeto a su excepcional inteligencia.
[7] Luego pasó a la escuela de arquitectura del Pennsylvania State College.
[9] En 1930 obtuvo el Bachelor of Science en Arquitectura, por el Pennsylvania State College,[8] lo que marca el final de sus estudios reglados.
La gran depresión había reducido casi a cero la industria de la construcción, por lo que Proskouriakoff pasó varios años buscando trabajo sin éxito.
[7][5] Siguió trabajando gratis para el museo, y participó en otra expedición a Piedras Negras en 1937.
Morley, notable arqueólogo pero también persona con habilidades políticas y comerciales, se dio cuenta del valor de estos dibujos para acercar sus proyectos científicos al gran público y a los mecenas.
Inmediatamente hizo todo lo posible para que Proskouriakoff empezara a participar formalmente en los nuevos proyectos mayistas del Carnegie.
[14] Con gran habilidad, Morley consiguió finalmente que Proskouriakoff viajara a Copán y Chichen-Itzá en 1938, a realizar dibujos de reconstrucción, financiada por protectores independientes, los amigos de ambos yacimientos.
[5][2] Estos trabajos se publicaron en 1950 en la obra A study of classic Maya sculpture.
En 1974 publicó su análisis, Jades from the Cenote of Sacrifice, Chichen Itza, Yucatan.