Fue un tipógrafo, grabador de punzones español, y fue el primero en crear punzones y matrices de letras para imprenta en Cataluña desde el siglo XV.
Cumplidos los 20 años, se trasladó a Barcelona y abrió un taller propio como maestro encepador de armería.
La primera tipografía que hizo pública fue la Peticano alrededor de 1758.
Carlos III le ofreció una pensión muy bien remunerada: cien doblones de oro de pensión cada año y cincuenta quintales de plomo para los gastos, a cambio que se trasladara a Madrid y trabajase grabando nuevos tipos de letras latinas, griegas, árabes, etc., para la Imprenta Real, que luego servirían para abastecer a las demás imprentas españolas.
Una curiosidad es que Pradell no sabía hablar castellano cuando se trasladó.