Sus primeros frutos como militar los obtiene con su participación en la Guerra de Sucesión Española, distinguiéndose en Extremadura y en Portugal.
Ese mismo año, toma el castillo de Aspremont, capturando a toda la guarnición y sus cinco cañones, lo que le valió el ascenso a Capitán General del ejército.
Durante su mandato, se llevó a cabo en la Ciudad Condal la actuación urbanística más importante de su historia antes de que tuvieran lugar los ensanches del siglo XIX.
El nuevo barrio, proyectado por el ingeniero militar Juan Martín Cermeño, sería conocido como La Barceloneta, y sirvió para alojar a la población que tuvo que abandonar sus viviendas por la construcción de la ciudadela militar en el barrio de la Ribera.
El marqués de la Mina murió ocupando su cargo en Barcelona en 1767 y fue enterrado en la iglesia de San Miguel del Puerto, construida ex novo en La Barceloneta durante su mandato.
Su sepulcro, realizado en 1767 por el escultor Joan Enrich, y que se encontraba en el interior de la iglesia, fue destruido en 1936.