Fue el octavo hijo del pintor Filippo Mazzola y su esposa Donatella Abbati.
Su padre murió en una epidemia de peste cuando él tenía dos años y los niños fueron criados por sus tíos Pier Ilario Filippo y Michele Mazzola, modestos pintores de provincia con los que se formó en su ciudad natal.
Instalado en Roma, en 1524, conoce la obra de Miguel Ángel y Rafael Sanzio, quienes le influirán decisivamente.
Para él la función del arte era trasmitir sensaciones exquisitas y excitantes, para lo cual tuvo que crear una necesaria artificiosidad.
De Correggio asimilará el clasicismo, convirtiéndolo en manierismo, manteniendo el ilusionismo del primero pero traduciéndolo a modelos más decorativos y una mayor vitalidad de las formas.
Hay grandiosidad en las apariencias y dignidad en la representación del tema, aunque parece haberse evaporado todo sentimiento específicamente cristiano.