Sin embargo, Hancock tuvo que afrontar después otros cientos de acusaciones.Ya en 1773 la compañía tenía grandes deudas, grandes stocks de té en sus depósitos y ninguna perspectiva de ventas, puesto que, contrabandistas como Hancock importaban el té sin pagar aranceles.El gobierno británico aprobó la Tea Act (Ley del té), que permitió a la Compañía de las Indias Orientales vender té a las colonias directamente, sin pagar ningún arancel o impuesto de aduanas en Gran Bretaña, a cambio de pagar el arancel colonial, que era mucho menor.Samuel Adams, prósperos contrabandistas y otros que habían obtenido provecho del contrabando del té, exigieron a representantes y consignatarios de la Compañía Británica de las Indias Orientales que abandonasen sus puestos.Por ejemplo, Benjamín Franklin declaró que el costo del té debía ser reembolsado y ofreció pagarlo con su propio dinero.Desde la metrópoli se llevaron a cabo medidas represivas contra las colonias.Sin embargo, también inspiraron actos similares que se llevaron a cabo posteriormente, como la quema del barco Peggy Stewart.[7] En cuanto al consumo del té, muchos colonos, en Boston y otros lugares del país, juraron no tomar dicha bebida como señal de protesta, prefiriendo otras infusiones herbales y el café.[7] El motín del té en Boston es mundialmente conocido y fue inspiración para otras rebeliones.