El antepasado más lejano encontrado es Robert Corneille, bisabuelo del dramaturgo, propietario de una curtiduría fundada en 1541.La familia Corneille pasó así a formar parte de la clase media baja.[5] Con sus obras (Clitandro, La viuda, La galería del palacio, La siguiente, La plaza real, Medea y La ilusión cómica), Corneille crea un nuevo estilo teatral, en el que los sentimientos trágicos son puestos en escena por primera vez en un universo plausible: el de la sociedad contemporánea.En 1647 es elegido para la Academia Francesa; ocupa el sillón número 14 de la tabla redonda hasta su muerte, cuando le sucederá su hermano Thomas.La comparación con Jean Racine se volvió en su contra, puesto que ambos autores crearon casi simultáneamente sendas obras sobre el mismo tema, Corneille Tito y Bérénice y Racine Berenice.[6] Su hermano menor, Thomas, se casaría más tarde con la segunda hija del teniente general, Marguerite.Esta intervención de Richelieu a su favor, cinco años después de que el mismo Richelieu hubiera exigido a la Academia francesa su opinión sobre la conformidad del Cid con las reglas dramáticas, explica los sentimientos encontrados de Corneille tras la muerte del cardenal ministro, expresados en una cuarteta que sigue siendo famosa (1643): Ma prose ni mes vers n’en diront jamais rien ; Il m’a trop fait de bien pour en dire du mal ; Il m’a trop fait de mal pour en dire du bien.[9] La propuesta de Voltaire a la Academia describía a Corneille como lo que Homero había hecho por el griego: mostrar al mundo que podía ser un medio para el gran arte.[9][11] En el siglo XIX, la corriente de opinión se volvió contra Voltaire.Fue sustituido en 1979 por el billete con la imagen del pintor Eugène Delacroix y retirado en 1986.[12] Lacroix, cerca del puente, permaneció allí hasta la Segunda Guerra Mundial y está situada desde 1957 frente al Teatro de las Artes.
Edición de 1912 de
El Cid
.
Edición de Illusion comique, 1639.
Estatua de P. Corneille delante del Panteón de París.
Sello emitido en 1937.
Estatua de Corneille en la explanada del Teatro de Rouen, de David d'Angers.