Camil Petrescu

Cayó herido, pero, tras una breve temporada en un hospital militar, fue enviado de nuevo al frente, donde fue hecho prisionero por los húngaros.

Llamó la atención de la crítica por sus novedosos planteamientos narrativos y tuvo un extraordinario éxito entre el público.

[1]​ En 1933 apareció su segunda novela, El lecho de Procusto, con una estructura narrativa considerablemente más compleja que la anterior.

Durante la guerra fue simpatizante del Eje, pero, al concluir la contienda cambió de bando, adhiriéndose incondicionalmente al nuevo régimen comunista, en tanto que otros intelectuales rumanos eran encarcelados o debían emprender el camino del exilio.

Empezó una novela sobre la vida de Nicolae Balcescu, un revolucionario del siglo XIX ensalzado por el nuevo régimen, pero no llegó a concluirla.