La bula dio a los judíos tres meses para abandonar los Estados Pontificios (con la excepción de Roma, Ancona, y el Condado Venesino de Aviñón).
El efecto principal de la bula papal era desahuciar a los judíos que habían regresado a áreas de los Estados Pontificios (principalmente Umbria) después de 1586 (tras su expulsión en 1569) y para expulsar comunidades judías de ciudades como Bolonia (la cual había sido incorporada bajo dominio Papal desde 1569).
[3][3][4] Para los judíos que quedaron en Roma, Ancona, o el Condado Venesino, la bula papal reestableció los sermones semanales obligatorios.
La bula también resultó en la relocalización de cementerios judíos a Ferrara y Mantua.
[6] Tres días más tarde, el 28 de febrero, Clemente VIII promulgó Quum Hebraeorum malitia, decretando que el Talmud había de ser quemado junto con otros escritos y comentarios cabalísticos, lo cual dio a los dueños de tales trabajos 10 días para entregárselos a la inquisición romana, y posteriormente dos meses para entregárselos a los inquisidores locales.