Conocido coloquialmente como «CB», era un firme defensor del libre cambio, la autonomía irlandesa y la mejora de las condiciones sociales.
(Campbell-Bannerman, al igual que otros liberales, tenía una fe inquebrantable en el libre cambio).
Este intento de minar y flanquear a los conservadores, que resultará ser todo un éxito, sería conocido como el «Pacto Gladstone-MacDonald»; Campbell-Bannerman simpatizaría con los líderes laboristas, diciendo en 1903 «estamos con mucho interés en simpatía con los representantes de los laboristas.
Los liberales se encontraron de repente de nuevo en el poder cuando en diciembre de 1905 Balfour renunció como primer ministro, incitando al rey Eduardo VII a invitar a Campbell-Bannerman a formar un gobierno en minoría, siendo el primer ministro liberal del siglo XX: Balfour esperaba con ello que Campbell-Bannerman no sería capaz de formar un gabinete fuerte, lo que llevaría a unas elecciones generales que podría ganar.
Aunque las elecciones generales de 1906 no habían contemplado a ninguno de los dos grandes partidos tener a la pobreza como un tema importante, las reformas sociales y liberales introducidas por el gobierno de Campbell-Bannerman y posteriores fueron de un largo alcance increíble: como primer ministro, cambió de la posición liberal del laissez-faire a uno más colectivista, como sucedería durante su liderazgo del partido, los liberales representarían el liberalismo progresista oposición al liberalismo tradicional representado por Gladstone, en franca decadencia: para ello introducirían comedores gratuitos en los colegios, pensiones públicas, leyes más indulgentes con los sindicatos, medidas sobre desempleo, seguros de enfermedad y un sistema médico gratuito, si bien es cierto que solo lo era para asalariados.
Por otra parte, Cambpell-Bannerman no informó al resto del gabinete de estas conversaciones porque no representaban compromiso alguno y porque quería mantener la unidad de gobierno: los miembros radicales de dicho ministerio, como Lord Loreburn, Lord Morley y Lord Bryce se habrían opuesto a dicha cooperación con los franceses.
Campbell-Bannerman visitó Francia en abril de 1907 y se reunión con el primer ministro radical, George Clemenceau, el cual creía que los ingleses ayudarían a Francia en una eventual guerra con Alemania pero Campbell-Bannerman le dijo que ellos no estaban obligados; seguramente ignoraba que las conversaciones entre ambos altos mandos seguían en curso.
El gobierno de Campbell-Bannerman garantizó a los Estados Bóer, al Transvaal y la Colonia del Río Orange el autogobierno dentro del Imperio Británico: esto permitió la unión de Sudáfrica en 1910.
Sin embargo el político unionista Lord Milder se opuso a ello, diciendo en agosto de 1907: «la gente aquí (no solo los liberales) parecen estar encantados, y piensan de sí mismos qué maravillosos ciudadanos son por haber devuelto Sudáfrica a los Bóers.