Éste la acosó sexualmente durante casi una década y rehusó concederle el matrimonio con un afroamericano libre del que estaba enamorada.
Por 1835 su situación doméstica se había vuelto tan insostenible que tuvo que huir, aunque no pudo ir al Norte ni tampoco quería separarse de sus hijos; vivió, pues, casi siete años escondida en un pequeño espacio dentro del ático de su abuela, quien había sido liberada pocos años antes, mientras se ofrecían cien[1] dólares a quien la devolviese a su propietario.
Mientras Harriet tuvo que permanecer oculta, Sawyer llevó a John consigo en un viaje al norte.
John ganó su libertad abandonando a Sawyer en Nueva York, donde la esclavitud ya había sido abolida.
En 1849 residió en la casa de Isaac y Amy Post en Rochester, Nueva York, donde también conoció al famoso líder negro Frederick Douglass.
Aunque Jacobs se negó expresamente a comprar su libertad, Cornelia Willis pagó trescientos dólares por su liberación.
En su autobiografía Jacobs describe sus sentimientos encontrados: amargura al pensar que "un ser humano ha sido vendido en la ciudad libre de Nueva York", felicidad al pensar que su libertad estaba asegurada y "amor" y "gratitud" por Cornelia Willis.
[2] Durante su estancia en Rochester, Jacobs había ganado suficiente confianza en Amy Post para poder contarle su historia.
Posteriormente, Post describió lo difícil que fue para Jacobs relatar sus experiencias porque estaba sufriendo de nuevo el dolor mientras lo contaba.
Pero Jacobs había violado la moral generalmente aceptada, incluso por ella misma, al entablar una relación ilegítima con Sawyer.
A pesar del trauma y la vergüenza que sentía, Jacobs finalmente decidió aceptar la sugerencia de Post.