Las frutas tienen una pulpa fina, firme, bastante seca, de color blanco amarillento con un sabor dulce y subácido.
La pulpa es de color blanco amarillento, jugosa, aromática con una armoniosa relación azúcar-ácido.
[4][5] El crecimiento del árbol es débil, insensible a las plagas y enfermedades.
Solo se pueden esperar cosechas satisfactorias en suelos buenos que estén bien provistos de agua y nutrientes.
Recomendado para el huerto familiar, irrelevante en el cultivo comercial de frutas en la actualidad.