Hijo de un destacado líder marroquí, Abderrahmane Mansouri, fue un estudioso avanzado del Corán, integrándose en su adolescencia y juventud en algunos movimientos de izquierdas, algo habitual en la época donde los jóvenes se movían entre el nacionalismo, la izquierda y los movimientos coránicos.
Próximo al heredero de la corona, el rey Hassan II se interesó por las cualidades de Mansouri en 1992, recibiendo una información muy positiva del Ministro del Interior, que alabó su inteligencia y lealtad.
Dos semanas después, Mohamed VI nombró a Mansouri adjunto al Ministro del Interior.
A partir de este momento Mansouri recibió diversos encargos, entre ellos la diplomacia silenciosa con fuerzas políticas, sociales, sindicales e incluso en el extranjero.
Tras el nombramiento, aunque no se evidenciaron claros síntomas de ruptura con el pasado, Mansouri fue un hombre público que asistía al exterior, ofrecía ruedas de prensa, representaba al gobierno en actos opúblicos fuera y dentro del país y, poco a poco, fue cambiando la estructura anticuada del servicio secreto.