La tripulación se amotinó y el barco partió hacia Isla Nieves, por entonces colonia inglesa.
Kidd aceptó el encargo, sabiendo que negarse podía verse como una deslealtad a la corona y acarrearía un gran estigma social.
En los siguientes tiempos, Kidd tuvo que afrontar diversos problemas de amotinamiento y deserciones entre sus tripulantes.
Las versiones son contradictorias respecto a lo que ocurrió cuando Kidd y Culliford se encontraron.
Se dice que solo 13 de los tripulantes del Adventure Galley permanecieron leales a Kidd.
Kidd regresó a Nueva York donde se enteró de que era buscado como pirata.
Alrededor de un año después, fue trasladado a Inglaterra para ser juzgado por el Parlamento.
Kidd se convirtió en un instrumento de la guerra entre Tories y Whigs, más cuando este se negó a dar nombres, ya que Kidd creía que su abundante clientela le salvaría gracias a su lealtad.
Kidd fue encerrado en la prisión de Newgate, donde sus cartas al rey Guillermo solicitando clemencia fueron rechazadas.
A Kidd se le asignaron dos abogados para su defensa, aunque finalmente sería encontrado culpable de todos los cargos.
Su cuerpo fue encadenado y colgado sobre el río Támesis como un aviso para cualquier pirata, permaneciendo allí durante tres años.
En 1983, dos escritores buscaban un tesoro que, supuestamente, Kidd había enterrado en la isla de Hon Tre Lon, en Vietnam.