El motivo inicial del desvío fue por dos pasajeros: el activista de oposición y periodista Bielorruso, Román Protasévich y su pareja Sofia Sapega, nacida en Rusia -en ese momento viviendo, ambos exiliados en Polonia- fueron arrestados inmediatamente por las autoridades después del aterrizaje del mismo en el Aeropuerto Internacional de Minsk.
La agencia de noticias del gobierno bielorruso BelTA dijo que los pilotos pidieron aterrizar en Minsk.
Tanto Ryanair como la policía bielorrusa dijeron que no se encontraron bombas a bordo.
Aparte de Protasévich y su novia, otros cuatro pasajeros, que se presume son agentes del KGB bielorruso, no continuaron con el avión a Lituania.
Otra fuente dijo que Protasévich se enfrentaba a quince años de prisión.
Según fuentes cercanas a Tijanóvskaya, Protasévich notó que estaba bajo vigilancia en el aeropuerto de Atenas.
Una posibilidad es que la ruta inusual indique que los pilotos del avión intentaron mantener la dirección original para ingresar al espacio aéreo lituano lo antes posible, pero se vieron obligados a desviarse después de la interferencia del avión de combate bielorruso.
Protasévich, Sapega y tres ciudadanos rusos no estaban a bordo del avión cuando aterrizó en Vilna.
Otra sugerencia fue que se prohibiera la entrada de tráfico terrestre a la Unión Europea desde Bielorrusia.