El GPWS, detectando las bajas cotas, advirtió constantemente a la tripulación para que desplegasen el tren de aterrizaje.
El avión se aproximó a Salónica sin problemas aparentes pero más rápido de lo normal.
En ese, momento, la pista de aterrizaje prevista, la 28, estaba ocupada por un Boeing 757, autorizado a despegar.
El piloto al mando del Tupolev decidió no bajar el tren de aterrizaje y efectuar un go-around.
Debido al escaso tiempo hasta la toma, la tripulación no tuvo tiempo suficiente para efectuar el checklist(lista de comprobación) pre-aterrizaje.
En el momento del incidente, la aerolínea nacional húngara Malév estaba retirando sus antiguos Tupolevs.