La otra aeronave era un Mikoyan-Gurevich MiG-23 con registro desconocido perteneciente a la Fuerza Aérea Libia.
La investigación oficial indicaba como causa del accidente la colisión con un MiG-23 de la Fuerza Aérea Libia; el piloto y el instructor del MiG fueron encarcelados.
Después del accidente, un portavoz de la Autoridad Civil de Libia declaró que se le había prohibido divulgar información sobre el accidente, incluidos los aviones involucrados.
Se preparó una fosa común para las víctimas fuera de Trípoli y las malas relaciones internacionales negaron que los cuerpos de las víctimas internacionales fueran devueltos a sus familias.
Veinte años más tarde, tras la caída de Muammar Gaddafi, Abdel Majid Tayari, el instructor del vuelo MiG-23, modificó la explicación oficial de los hechos, afirmando que el vuelo 1103 fue destruido intencionalmente, ya que él vio la cola del avión cayendo antes de que su avión impactara con este sufriendo un fuerte impacto (de ahí el hecho de que no se reconociera el Boeing 727 o alguna pieza del fuselaje) y se vio obligado a eyectarse junto con su alumno.