Desde allí entran en los quilomicrones y salen del intestino con la linfa, en ausencia de ácidos biliares, una fracción significativa de las vitaminas liposolubles ingerida puede absorberse y salir del intestino con la sangre portal.
La vitamina A es esencial en la respuesta inmunitaria, cuenta con receptores nucleares, participa en la formación y mantenimiento de la piel, membranas mucosas, dientes y huesos, formación de enzimas.
Se destaca por propiciar una mejor visión en la luz tenue o penumbra, su déficit se resalta por la queratomalacia (sequedad, contracción de esclera, común en niños con desnutrición que es causada por la falta de alimentación).
Esta vitamina D3 no es biológicamente activa; son necesarias dos hidroxilaciones para que sean funcionales, tanto la D2 como la D3.
Estas hidroxilaciones ocurren en el carbono 25 del hígado y posteriormente en el carbono 1 que se lleva a cabo en el riñón, así se forman el 1,25 dihidroxiergcalciferol de origen vegetal o el 1,25 dihidroxicolecalciferol de origen animal.
En el hueso se une a los receptores en osteoblastos (responsables de depositar matriz ósea) y los osteoclastos (degradación de matriz extracelular, liberando calcio y fosfato), trabajando conjuntamente en la regulación del calcio a nivel plasmático.
La deficiencia se manifiesta como raquitismo, enfermedad caracterizada por la debilidad en los huesos, debido a la mala absorción de calcio.
Antioxidante lipofílico, se destaca su función contra la arteriosclerosis, riesgo de enfermedad cardiovascular y el cáncer.
Este antioxidante ayuda a neutralizar daño potencial de los radicales libres; es importante para conservar la estructura celular y el mantenimiento de la piel, nervios, músculos, y células sanguíneas.
En adultos mayores o personas con patologías que requieran un tratamiento con anibioticos, por un tiempo prologado, la necesidad aumenta.