Fue así declarada por el Papa Juan XXIII y coronada solemnemente en la Piedra Alta en 1961.
La devoción por esta virgen no tuvo en su origen ningún acontecimiento extraordinario ni en ninguna señal más allá del orden natural de las cosas.
Luego de la declaratoria, los congresistas habrían concurrido a un rancho contiguo al lugar donde se celebraba del congreso, donde se encontraba la imagen de la virgen.
Él decía que a la Virgen de los Treinta y Tres debía esta gracia y que siempre se encomendaba a ella.
inclinaron su bandera y doblaron reverentes su rodilla los fundadores de nuestra Patria.
que en nuestros hogares florezcan la religión y todas las virtudes cristianas.