Entró en la colección real española poco después, regalada por el marqués.
En 1819 entró al Prado, procedente del monasterio de El Escorial.
El análisis mediante infrarrojos reveló un trabajo complejo con varios cambios y numerosas rectificaciones antes del resultado final.
El Niño estira los brazos hacia el ángel porque inicialmente le presentaba un cordero, anuncio de su futura Pasión, que acabó sustituido por un libro, en referencia al evangelio escrito por el apóstol.
La estructura adopta la clásica forma piramidal, con numerosas citas a Rafael y Miguel Ángel.